sábado, 4 de febrero de 2017

TRUEBA, EL DESAGRADECIDO SUBVENCIONADO




En la Edad Media, los monarcas se rodeaban de unos curiosos personajes quienes a cambio de un sueldo decente y promesas de ascenso en el escalafón social, entretenían a la Corte y a los ilustres invitados. El poder real y la nobleza eran los mecenas de los principales fuentes de creación de cultura. Pintores, escritores, escultores... y bufones eran sufragados en su trabajo por las clases pudientes de la época.

Siglos después, el poder representado ahora en los órganos de gobierno institucionales, sigue patrocinando el arte como una imposición histórica y popular. Definir cultura resulta muy complicado en pleno S. XXI. El cine, amparado por la superioridad moral de la izquierda, lleva décadas viviendo de las ubres exuberantes de Papá Estado, o Mamá Estado, para no herir susceptibilidades feministas.

La “gente” del celuloide siempre se ha mojado en cuestiones políticas. Hace apenas unos años, en una intensa campaña promocional, hicieron público su apoyo a ZP y ahora, con un PSOE en descomposición y ya en los huesos, pasan de la “Zeja” a la “Coleta” en busca de carnaza más fresca.
La compensación a las muestras de apoyo “altruistas” del titiriterismo patrio es el aumento considerable en las asignaciones al sector en los siguientes presupuestos gubernamentales.


El próximo día 25 de noviembre Fernando Trueba estrena película. Los medios de comunicación están bombardeando a la población con cientos de horas de publicidad para conseguir atraer a futuribles espectadores a las salas.
La película estrena con polémica, con una demanda de dos guionistas por la utilización en el film de personajes creados para una secuela rechazada posteriormente por el director.

Fernando Trueba pasará a la historia por el bochornoso espectáculo ofrecido durante la entrega del Premio Nacional de Cinematografía concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, dotado con una compensación económica de 30.000 €


En un ataque espontáneo de patriotismo ibérico, Fernando Trueba no decidió renunciar al montante del galardón. En un país serio, sería el mismo órgano que otorga el premio el encargado de retirarlo como respuesta a los insultos recibidos.
Tras la polémica ocasionada, Trueba se disculpó de una manera cuanto menos curiosa:
- “No pretendía ser conflictivo ni provocador, uno quiere hacer una comedia y le sale un drama”
- “Mi nacionalidad es la especie humana”.

Trueba también se sentía muy español y mucho español (Rajoy “dixit”) cuando recibía casi seis millones de euros en subvenciones para rodar sus realizaciones. Las siguientes son solo un ejemplo:

El baile de la victoria (2009) 848.000 €
El embrujo de Shanghai (2002) 810.000 €
El artista y la modelo (2012) 720.000 €
Chico y Rita (2010) 680.000 €
Two Much (1995) 400.000 €
Calle 54 (2000) 395.000 €
El milagro de Candeal (2004) 385.000 €
La niña de tus ojos (1998) 300.000 €
Belle Époque (1992) 300.000 €

En 2017, Trueba celebra sus bodas de plata con el Ministerio de Cultura, 25 años de unión con los subsidios procedentes de los impuestos de los contribuyentes.

Si decides pasar por taquilla para ver la producción de Fernando Trueba, recuerda sus palabras de “agradecimiento” a los españoles que llevan años amamantando su mediocre trabajo y considera que el cine de calidad no necesita subvenciones.

Me cuenta un buen amigo progre que apoya totalmente a Trueba y que piensa ver su última película. Le he preguntado que cuándo va a ir al cine, me dice que no piensa pagar, que va a descargarla. Pues eso.